El origen de este relicario proviene de San Rosendo, Obispo de Mondoñedo en el siglo X. Relatan las crónicas que el Obispo Alfonso Mesía de Tovar se preocupó por el traslado de una reliquia de San Rosendo desde el monasterio de Celanova a la catedral de Mondoñedo. Dicha reliquia llegó el 22 de octubre de 1614 y escribió una de las mejores páginas de la historia en la ciudad lucense.
El retablo de este relicario, primitivamente dedicado a San Rosendo, fue transformado con posterioridad en el relicario general de la Catedral.
En lo referente a su estilo artístico, se sitúa dentro el barroco compostelano. Formado con grutescos sobre fondo rojo, dispone de dos grandes pilastras y cornisamento enmarcando un arco. Las puertas del relicario, con paneles dorados sobre fondo blanco, tienen relieves barrocos.
El relicario incluye 13 hornacinas y 17 relicarios pertenecientes a los siglos XVII y XVIII.