El claustro que hoy contemplamos es obra del santanderino Diego Ibáñez Pacheco, contratado en el año 1636 por el Obispo Antonio de Valdés y el cabildo.
Llama la atención el encanto y misticismo de este espacio. El claustro actual es principalmente de estilo clásico. Es de un solo piso y forma un cuadrado con galerías abiertas que se abren al patio a través de una veintena de arcos de medio punto con columnas dóricas y medias cañas entre ellos. En la parte superior se sitúan una serie de acróteras emboladas. Todo el conjunto está realizado en piedra de granito. En el tramo interior, las galerías están separadas por arcos fajones que descansan en sencillas pilastras lisas.
Del primitivo claustro del templo se conserva en el centro su singular crucero gótico del siglo XV. Su anverso está compuesto por un Cristo y su reverso por una de las representaciones más curiosas de la Asunción de la Virgen.
En uno de sus muros hay una lápida de pizarra que conmemora la visita del Papa San Juan XXIII, siendo Cardenal Patriarca de Venecia. Angelo Guiseppe Roncalli, como parte de su itinerario hasta Compostela, visitó el día 22 de agosto de 1954 la Catedral de Mondoñedo.