Conocemos a la Virxe do leite  

 

Esta preciosa imagen de la Virgen Madre con una manzana dorada en la mano derecha y que abraza al Niño que mama de su pecho con la izquierda es depósito de la parroquia de Los Remedios de Mondoñedo, que la conservaba en la capilla de Seivane, el único barrio medieval de entidad notable que se va desfigurando y perdiendo su carácter.

Fue restaurada en Santiago en el año 1974 por el profesional Sande. Se trata de una imagen policromada con colores llamativos y oro del siglo XII y con una altura de 29 cm. 

Durante muchos años fue objeto de devoción. Numerosa madres que criaban a sus hijos la visitaban y se encomendaban a ella. También recibió el nombre de Nosa Señora da Sede Episcopal probablemente aludiendo a su origen en la Catedral de Mondoñedo. 

Hoy la podemos admirar en la tercera sala del Museo Cayedralicio y Diocesano Santos San Cristobal.

 

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Las mazorcas decorativas de las torres

Llama la atención el adorno repetido hasta diez veces en las dos torres de la catedral, florones en los que destaca como flor la mazorca del maíz. Pudiéramos preguntar el porqué o la razón de esta ornamentación y precisamente tan visible en un lugar muy destacado de la ciudad de Mondoñedo. Como siempre la historia, maestra de la vida, nos viene a dar la respuesta. Nos habla de la importancia que el maíz tuvo para la economía rural. El mijo fue sustituido por el nuevo cereal que aumentó la producción de los labradíos con mejores beneficios en grano y forraje para labradores y mayores diezmos para los señores.

El primer maíz  fue traído a Europa en el año 1606 por el gobernador y capitán general de la provincia de Florida el almirante Don Gonzalo Méndez de Cancio. En Mondoñedo, lugar de su esposa, Magdalena Estoa Luaces y Miranda, y en el  lugar natal del almirante, Casariego, tuvieron lugar las primeras plantaciones. Su cultivo se fue extendiendo en el XVI por toda Galicia.

Sin duda que el éxito del nuevo cereal encajó perfectamente con el estilo barroco colonial de la fachada del templo catedralicio en sintonía con los florones aplumados de los relieves de San Lorenzo y San Jerónimo.